Después de que los Reyes Magos entregaran sus regalos al niño que había nacido en un pesebre se sintieron tan bien que prometieron al niño que lo iban a repetir todos los años y dar regalos a todos los niños del mundo. Y así lo hicieron año tras año, pero daba lo mismo lo que los niños hicieran, siempre recibían sus regalos.
Los Reyes no estaban muy contentos con que los niños que se portaban mal recibieran regalos, pero no tenían tiempo de comprobar qué niños se portaban mal porque repartir regalos por todo el mundo llevaba mucho tiempo.
Entonces llamaron a uno de sus pajes, Carbonilla, para que vigilara a los niños y viera quién se portaba bien y quién mal. Carbonilla visitó a todos los niños y elaboró dos listas. Una tenía los nombres de todos los niños que se habían portado bien, la otra, los nombres de los que se habían portado mal.
Los Reyes estaban preocupados. Habían prometido repartir regalos a todos los niños y no podían dejar a los niños que no se habían portado bien sin regalos para cumplir su promesa. Entonces Carbonilla tuvo una idea. “¡Les llevaremos carbón y les pintaré la cara de negro con él! El carbón es un regalo, pero no pueden jugar con él”
Desde entonces Carbonilla vigila a los niños para comprobar que son buenos y si no lo hacen los pone en su lista y la noche del 5 de Enero los Reyes le dejarán carbón en lugar de juguetes.